Cada frase alberga una historia distinta. Las letras dejan huellas que las palabras siguen para que tú puedas vivir en su historia. Disfruta cada paso.
sábado, 29 de mayo de 2010
Demasiado tarde, mi tiempo acabó.
Se acabó.
No voy a seguir luchando contra viento y marea, no buscaré tus besos en el aire que respiro.
Realmente, me da igual, me importa un carajo la verdad, me importa muy poco como acabe.
Creamos un castillo precioso pero sin cimientos, solo por amor al arte.
Soy un corazón, un alma frente a un espejo, quieto y sin arrimarse, por miedo, al fin y al cabo, solo por miedo…
Borremos el amor que sentimos, imaginando de nuevo las noches mal dormidas por aquellas espinas que nacen de mis ojos.
Aun no he dormido nada, noto que por el ombligo me empiezo a desinflar, que mi cuerpo se arruga como un simple papel.
Para ver el amanecer a tu manera, prefiero la oscuridad de mi noche, la luz de mi corazón.
En el tuyo no hay espacio para mi, no quepo, es demasiado pequeño, solo para ti, tu vergüenza, tus niñerías, tu verdad, y sus labios.
Tu pelo me dijo adiós, se lo llevó el viento.
Mi bragueta se cerró y no habrá más amor.
Mi piel se secó, mis ojos se cerraron.
Las manos comienzan a hablar, ya no desean tu roce.
Con la lluvia de mi cielo, forraré mi corazón; se dobla antes que partirse.
Te di lo que pude, y te amé como sé, no pidas más de lo que tú no puedes dar.
Por esta calle ya no corre tu viento, nuestra farola cerró sus ojos.
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