Cada frase alberga una historia distinta. Las letras dejan huellas que las palabras siguen para que tú puedas vivir en su historia. Disfruta cada paso.

jueves, 28 de septiembre de 2017

Filosofía barata de una erección involuntaria

Hay una imagen que es la carne, tierna; la piel tersa, suave, inmensa
El sexo de madera
Un placer que es efímero y monosémico
Un significado que no se extiende en la expresión de amor

Se define en el verbo tocar como las miradas lo hacen en la oscuridad, primero con torpeza; y ahora como manos certeras, que encuentran, evolucionando entre las sombras con cada movimiento, hay un imán que se conserva en secreto, una carne que es madera, pero efímera, ardiente, un placer que no llena, no dura

Hay una imagen que cambia a la luz de una vela,
un cuerpo aleatorio, mutante, en cueros y en llamas, la carne caliente, pide recorrer el camino húmedo de las esquinas de la piel, cubre un placer, pero sólo uno, sólo da uno
La carne tierna, esa piel tersa, suave, inmensa, hay un placer que llena y otros que no me da
Hay placeres que no son de carne ni de piel
hay unos de sangre, latidos, compromiso, todo lo que ése uno sólo no puede cubrir porque no llena de emoción o de agua todo el recipiente y se queda nada más en la base de la carne y la piel privándose de definirse por completo con el sentido profundo y sincero de la palabra 'querer'

Hay una erección involuntaria al corazón que se rebela y filosofa a base de carne y piel aleatorias que cuando rompen en un silencio tras la corrida se dan cuenta de un vacío no lleno que no es un agujero ni unos testículos descargados, un vacío que no se llena, un placer desconocido que no solo pide carne y piel y esperma sino esencia y un querer correspondido

domingo, 17 de septiembre de 2017

Hay una noche en concreto, no sé bien definirla, Lorca me besa en los labios mientras me desabrocha el cinturón, susurrando
'este amor que se muere en mis brazos'
pobre inocente corazón

lates solo por una emoción, rimas la palabra pero no comprendes las pausas, ni las comas, sigue latiendo en coma como si tuvieras diez años, la eñe se esconde entre las letras y las raíces autóctonas y me tengo que reír

Es esta noche en concreto, tengo el fantasma de un poeta bajo la almohada, me susurra versos que no conozco ni conoce
improvisa un lenguaje con mi alma
me besa las llagas, me lame la cara, me recita de un tirón el poema infinito que aún está por llegar, esconde entre las sábanas la eñe y la tierra que me vio crecer y me dió la fuerza y la voluntad para cumplir con esta tierra que me da de comer

Tengo a un poeta en la garganta, me come por dentro si no escribo, veneno, dame veneno en esta noche en concreto
hoy tengo todos los versos en flor
un corazón que late solo por una emoción y mil más que bailan y follan, se rozan, se trasplantan, gozan en el barro ibérico de mis pequeños músculos y ríen porque hay uno en concreto que en una noche concreta todo el pasado en una emoción y late y late y ahora Lorca sube por mi ombligo y me río porque dice 'pobre inocente corazón' y suena a mi voz reflejada en su recuerdo y sus libros, yo que tengo hoy los versos en flor y al poeta en la garganta sintiendo los arañazos de la memoria en el pecho donde habitan los corazones que se salen del tórax para bailar al son de las velas y ayudarme con esta noche en concreto que no sé bien definir si no es con esto.

jueves, 7 de septiembre de 2017

Por unos muelles vivientes que crujen dentro de un colchón somnoliento pasa un reflejo que me recuerda sin quererlo a mis jóvenes huesos, también crujen de noche con el movimiento interno, cuando una emoción se cambia de corazón y pasa a ser un marginado e improvisado sentimiento que no quiere terminar de relacionarse por miedo al rechazo, intermitente miedo que cruje por dentro en pos de una costumbre arraigada fuerte en las tierras ácidas y áridas de mi conciencia. Truena por fuera una nube cargada de lluvia y yo, sin más dilación, busco el refugio interior,  pellizcando la voz a ver si no la estoy soñando, una voz que se desliza en prosa últimamente porque la pausa de verso me deja en coma demasiado tiempo y por las noches no consigo el anhelado sueño del que trabaja solo por un sueldo (en coma, estamos en coma: no lo siento; no, lo siento) es esa voz del recuerdo mío y egoísta, yo que trabajo por la labor, por el sudor, porque tengo que hacerlo, por el amor del verbo hacer y por aprender. Necesidad, hazme el amor, deshazme el odio, te quiero firme, el miedo, el dolor es mi lección, dame ese curtirse en la vida como el labrador que sabe que las lechugas no entienden de domingos ni días festivos y que las orugas son para ellas la metamorfosis de su carne verde igual que mi emoción que palpita y cambia de corazón cuando por unos muelles crujientes se desliza un reflejo de prosa y descubro estas palabras debajo de mi almohada o de mi lengua y vienen a decirme todo aquello que no me atrevo a pensar pero que cobra sentido en la improvisación del sentimiento, marginado en el baño, por miedo al rechazo, como en mi infancia cuando sólo estando solo podía expresarme sin miedo a las burlas, a los golpes certeros de un apellido, y ahora es todo lo que tengo.

Como las manzanas verdes de mi piel y mi infancia muerta, trabajo el interior ácido y blanco, fruto de una mutación entre mente y corazón, como los elefantes que pinto en las paredes de los baños laborales donde me refugio de nuevo buscando esa soledad y ese recuerdo que es lo que mejor se me da, tengo una memoria que no sabe olvidar, como estas letras improvisadas que esculpo en el frío mármol de la madrugada, tengo el cincel de la palabra en plena erección y no sabe callar y mis mejores versos tienen la carne hecha de besos, cursiladas y dudas, te lo digo porque lo siento, no me juzgues, no me frenes, déjame saber querer, amar fuerte, permíteme tu piel y el verbo merecer.

Me cambio al verso por la influencia de la noche
hay una estrella que conozco y que muere cuando la miro
cómo los ojos que se quedan fijos en un punto suspensivo
que cuelga de un fino hilo
hay un estrella que me ilumina el camino y me protege del golpe
no puedo mirarla porque se me va la vida en un último suspiro
hay un camino, una senda, una vida que elijo
quiero tus caricias en mi cálida piel
hay una piel que habito, que descubro en cada espacio, cada tiempo, cada abrazo
no me juzgues mucho si te cuelo un verso entre pecho y espalda
Es mi palabra, mi voz, mi lenguaje
Me cambio por la prosa más honesta que sabe recordar y que te quiere decir que la voz que sale de mi interior tiene un origen de poeta y niño encerrado en el baño que no sabe sino expresarse en el más puro y sincero método de la palabra, mi palabra y mi voz que son mi lenguaje, no me juzgues ni me frenes, es mi manera, mi camino, mi senda, es mi estrella que ilumina, que me evita tropezar con la misma piedra, que muere cuando la miro porque si lo hago es por la duda de su presencia y ya tengo que saber que la vida me cuida y que esta manera es de la que debo ser.

lunes, 4 de septiembre de 2017

'El cuchillo en la derecha y el corazón en la izquierda'

Tengo un incendio por dentro que no quema las dudas pero arrasa toda certeza
hay un extintor en la cocina y lo veo al levantar la vista y me río por las ironías de la vida
como que necesito las dos manos para comer y nunca recuerdo si el cuchillo va a la derecha o a la izquierda
me tiene que volver una costumbre a las dedos, a sus huesos, necesito las dos manos para comer y me faltan manos para escribir todo lo que tengo por dentro.
Como que tengo un incendio que aviva la materia negra de mi corazón más oscuro y nocturno
el mas solitario de todos
satélite de una emoción que palpita por si sola y no necesita nada más
estrella para una noche blanca
es el más pequeño de mi pecho y el más viejo

siempre de madrugada cuando siento nostalgia, un nombre que no soy capaz de pronunciar se manifiesta en el eco de una voz, tengo emociones empaladas en las estacas de mi pecho y allí fermentan dejando el olor a muerte que me sigue desde el nacimiento

Hijo de la muerte, te balanceaste entre la vida y el dejarla cuando abandonaste el útero, sembrando cáncer en los ovarios; hijo de la vida, estás lleno de felicidad pero solo cuando consigues perdonar el hecho de que viniste a esta vida a recordar con el corazón todo el dolor que arrastras, hijo mío, estás lleno de amor y no sabes amar, tu lección no entiende de compañía externa y solo se debate entre el querer y el saber
Y me muero de ganas por saber querer.

y de repente una ilusión viene vestida de amor y yo no sé que hacer, si salir corriendo castillo adentro, o arrancarle las ropas viejas del camino, decirle que llevo cien vidas esperándola, que me enseñe el significado del verbo amar. Pero no tiene rostro ni personalidad, es sólo una palabra, o tres o ninguna, o un nombre, y recuerdo ese sentimiento que siempre he tenido dentro, ese de soledad y nostalgia por algo que no tiene que venir de fuera sino de dentro y me vuelvo a debatir entre el querer y el saber querer y sé que el sacrificio está en las entrelineas de mis versos, lleno de paciencia porque se esperar, lleno de impaciencia porque no sé amar ni cómo se puede llegar a sentir algo tan bello y destructivo que de repente acaba con la corrida o con un adiós
( Hay un paréntesis para este poema, que dice, o no acaba y la muerte os vuelve a separar )

hijo de la paciencia, la carne se enfría en el plato, el alimento muerto que no sacia el hambre más voraz de mi interior, tengo el cuchillo a la izquierda y en la cabeza una voz que susurra 'diestro' se ríe de que se me olvide el mundo exterior cuando se me va el alma de este cuerpo tan humano y comienza sus paseos diarios por el refugio interior de los intramuros de mi castillo levantado en el corazón más niño de mi pecho

Una desconocida dice al pasar 'estem a la civilització' y me río en su cara fugaz que ya no recuerdo
la jungla de cemento con sus monos evolucionados y sus versos anexos
las ironías ahora me crujen los huesos de los dedos que olvidan la posición de los cubiertos y se me cae el cielo desde el pecho cuando siento un nombre acechando que, esta vez de día con el sol brillando y el interior lloviendo, se pone a jugar con los ecos y el recuerdo.

Transeúntes...