Cada frase alberga una historia distinta. Las letras dejan huellas que las palabras siguen para que tú puedas vivir en su historia. Disfruta cada paso.

martes, 23 de noviembre de 2010

Mírate y mírame...

¿Te dan miedo las alturas?
Quizás caigamos y choquemos con nuestro propio ego, cual 11-S, y nos duela en lo más profundo de nuestro espejo.




En la mas inmensa oscuridad, cuando solo tus palabras te iluminan y te delatan, cuando los accidentes solo encuentran pareja en ti, cuando los paisajes nos emocionan y los vemos arder.
Justo en ese momento, es en el que me paro en seco y te echo de menos. Cuando me asomo a la ventana, a la hora exacta, en el momento exacto, en el lugar indicado. Sin la persona adecuada.
Ahí, es cuando te echo de menos.
A los latidos sin ritmo... ya averiguaremos que está reconcomiendonos por dentro.

Oh, vanidad... espero que algún dia tu poder (sea de Dios, de Jesucristo o de Pepito Grillo) te haga entender que sin la ayuda de los demás no habrá esperanza para nosotros. Asique, dejate de tantos rodeos, que acabarán mareados los ojos del pecado.
Si pudiese encontrar la serenidad en estas palabras, si pudiese encontrar a Dios en estas miradas, si pudiese calmar este vacío que tu marcha dejó en mi corazón...
te lo prometo.

(¿Me ha mordido la lengua el gato?)

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Tú eres el octavo pecado capital.

¡Ha llegado la noche, pequeña polilla!, ¿no estás nerviosa?. Es tan especial... ¡LUCES! ¿¡Dónde se encuentra el técnico de sonido?! ¡Estos latidos van a estallar en cuanto se acerque la actriz principal! Vamos, vamos, no tengo toda la noche (para vosotros, queridos drugos, tengo cita a las doce y cuarto y ella me espera en la ducha). No me esperéis para cerrar, ¡ya caerá la luna por dónde quiera!
Caerán esta noche todos los telones junto a la luna y dejaremos ver la obra en todo su esplendor. Acumulaciones -de respiraciones flotando en el vaho de la ducha-.
Esas respiraciones -agitadas- que van y vienen, esos besos que viajan de boca a boca, de tu lengua a la mía, de mis manos a tu piel. Nunca el amor fue tan deslizante.
Marchaos, malditos tiburones... ¡no sangraré esta noche para vosotros!
Sin tabúes ni mierdas de esas, callarán todas las bocas que pronunciaron el Réquiem (incluida la mía) y dejarán paso a la bocanada de aire fresco que me llega de tus pulmones.
Bajo el agua de la ducha se romperá la vestimenta. Amor; desnudos no hay donde esconderlo.

Por más que el reloj se empeñó en romper el guión, sobrevivimos al cosquilleo y ahora mismo estás tumbada a mi lado en mi cama. El calor nos dejó ardiendo. Necesitarás algo mas que tu piel para andar sobre estas brasas...
Piel a piel se fueron los vendavales y llegaron los huracanes de pasión, los gritos de guerra en forma de arañazos en mi espalda.
Tú defiendes lo que yo protejo, así va el juego, yo protejo lo que tu guardas ahí dentro. Yo cuido y tú me apoyas, yo te quiero y juntos nos fundimos.

.. y ahora he mandado a la mierda la Biblia y los Diez Mandamientos.

viernes, 12 de noviembre de 2010

Lo que nos une nos desune a mordiscos.

Nunca deseamos olvidar la necesidad.
Aullaban mientras los lobos tras la puerta, deseosos de morder esta carne.
Y bajo el manto de la oscuridad tus ojos delataban el amor, observaban por sus esquinas las lágrimas que de ellos huían.
Y aullaban los lobos tras el corazón.
Sonrisas afiladas.
Cortan los hilos de esta distancia, acuchillan los huesos al romperse y hacían resurgir el agua de esta fuente.
Nadaban mar adentro estos brazos a mariposa revoloteante en pleno estómago.
Pero no olvidamos el camino a casa ni la cortesía que debíamos a los aullantes, estrechamientos de labios y saludos educados a diestro y siniestro.
Menos mal que quedaban las manos que transforman el plomo en oro, transforman la carne en deseo y la flor de piel en pasión y sexo.
Y tú cerrabas los ojos, acunándome en esa mirada de transfondo, insertándome de lleno en pleno extrarradio del miedo.
Soñemos, derritamos los diamantes que hacen brillar esta melodía.
Tengo frio y mis ojos hambre. Hambre de recuerdos, hambre de no olvidar...
Dieta de no recordar la lujuria que un día nos separó: prométeme que no nos separarán los mordiscos ni los aullidos, ni las penas ni las sonrisas, prométeme que nos faltó el aire en esta condensación de humos. Prometido...
Barcazas a medianoche cruzaban tus mares, yo a la deriva aullando tras la puesta de sol que me desespera y me hace sentir el frío sin tus brazos; nena, ven y hazme temblar.
¿Alguna vez viste más allá de esto? Dulzura en forma de tarta y amargura en forma de disimulo, ¿para que fingir?
Si los ojos no fueron educados y se saltaron las normas, disfrutemos del polvo rápido que nos brinda este ascensor.

Dime que no se agotó la energía de este amanecer..

"Te echo de menos", decía mientras una lágrima huía de su interior debido a la pena que sentía.

¿Cómo pudieron cerrar los ojos ante tan maravilloso amanecer? Año atrás nacían dos amigos, año atrás nacía el apoyo que se brindaban. Pero aún no sabían que esto brillaría más que su misma metáfora.

Brillaría por siempre.

"Vuelve, te necesito. Me comería el orgullo una y mil veces, tragaría mis palabras con gusto, escucharía tu voz sin contestar con dolor, te abrazaría sin que me lo pidieses."

Y esto se hace muy duro, me sangran las heridas que tus huellas dejaron en mi corazón como si de múltiples mordiscos de tiburón se tratase.

"Te quiero, amigo mío. Nunca más dejaré escapar esta amistad, nunca más volveré a darte la espalda de esta manera."

Ni la música es capaz de calmar a esa fiera, ni el músico es capaz de calmarse a si mismo. No cesan las lágrimas, los temblores, la nostalgia, la mentira: la auto-mentira. No cesa el amor, menos aún el dolor.

Se hace pesada la lluvia, pero cae fina en el exterior, inundando el interior.

Vuelve.

Recién nos marchamos y ya te echo de menos.

Estas palabras se hacen insignificantes al lado del sentimiento, no valoran lo que esta amistad vale. Yo también tuve mis errores, yo también pequé de orgullo. Nos costará mantener tan grande amistad, nos costará sobrevivir a este diluvio, y caerá mas fina la lluvia tras el abrazo que nos debemos.

NO soy sin ti, me cuesta incluso imaginar un mañana si estás lejos.

Se que yo mismo lo afirmé hace tiempo... y que equivocado estaba.

"El tiempo y la distancia nos separará, y por mucho que nos valoremos acabaremos rotos".

Me siento como un jodido gilipollas al recordar esa tontería que solté, de veras que me siento como una mierda. E incluso, una mierda se sentiría mejo que yo ahora mismo.

Demasiados buitres negros... tu eres demasiado bueno para ellos.

Perdóname; perdonémonos.

"Perdónale.."

lunes, 8 de noviembre de 2010

Pulsé el gatillo y ahora está muerta.

"Estás esperando un tren, que te llevará muy lejos. Sabes a donde quieres que te lleve, pero no a donde te va a llevar. Pero no te importa, por que..."
Por que el final feliz se lo comen los tiburones.

Y el Rock n' Roll retumba en el interior, hace crecer las olas del mar que llevas dentro.
Labios sellados, cerrados a cualquier lengua intrusa que pretenda romper el silencio esta noche.
Abiertos a cualquier corazón que quiera ser tragado. Abiertos a cualquier ilusión que busque cobijo.
No solo es necesario un "voy" tras un "ven", es más que eso.
Es el valor que necesito para cerrar los ojos mientras te beso y no asustarme por lo que no veo, es la fuerza que añoran mis manos para coger las tuyas y protegerlas de toda aspereza.
Es la potencia de mi voz, la furia de mis textos y el amor que en sus letras se esconde.
El poder de una mirada, la magnitud de estos temblores.

Casi no recuerdo esta torpe distracción, vino de repente oculta tras los últimos versos que te dediqué, tras las miradas fugaces y efímeras que duraron lo que tarda el otoño en llegar.
Pero, ¡todo bien!, siempre me gustó la manera en la que me miente la mente y el corazón se acelera al notar el jodido adiós.
¿Quién dijo que es fácil soportar el fuego? Por mucha agua que lleves dentro siempre quema...
Y es que cuesta respirar cuando estás volando al rededor, se traban las palabras y destrozan la lengua, destrozan y destrozan y clank clank clank hacen mis huesos...
¿Mala decisión? QUID PRO QUO my friend.
Me dolerá, me joderé, me humillaré, sangraré, dispararé y me iré. Nunca sabrás como tejen las arañas sus redes, nunca sabrás como sabe la miel de mis labios. Jamás probarás el néctar de mi amor, jamás disfrutarás el olor de mi cama, ni de mi cuello.
Sí, más lo siento yo, que lo veo nacer de mi piel. Se mezcla el odio con el amor que desprende el aire, crea la mezcla natural que te vengo a relatar. Es como una orden de derribo inminente, y la impotencia de ver tus sentimientos derrumbados por el miedo. Bocado a bocado arrancan cada célula de tu little body, convirtiendote en el tigre que nunca aprendió a morder.
Des-encajan todas las piezas de los rompecabezas que te inventé, que te diseñé a medida, que te relate a medianoche.
¿Dónde te deseaba? Ahora ya no importa, más corazones rozarán este amor, y más odio comerá gracias a ti.

Pensaba que este final era equívoco, no entendía cómo puede un ser derrochar suerte y desdicha por cada poro. No gano al poker, ni gano en el amor.
Pero gano otras cosas, más o menos importantes dentro de tu escala de valores; sinceramente me importa una mierda.
Adiós, adiós, que largo ha sido el camino, ¿verdad? Pero que corto se nos ha hecho...

...por que estaréis juntos"
Si te contase cada una de estas metáforas, saldrías huyendo por miedo al miedo, saldrías sin pelo de los nervios y sin uñas. Saldrías victoriosa pero con el estandarte quemado, no reconocerías ni mis ojos. Como ya dije en este Diario, odio hacer de comadrón en el parto del pesimismo.
Pero nació bajo mi sombra a la vez que murieron esos latidos, mal sabor quedó en mis labios y las lenguas muertas no hicieron más que agravar la situación. No encontré modo alguno de escapar a esta tortura, no hallé alcohol suficiente ni pasaportes decentes con los que irme de viaje por otras caderas. No necesité y rogué por contradecirme esta vez, como en múltiples ocasiones hice, sin resultado alguno. El engañarme no descubriría la verdad, ni taparía la piel al llorar por un amor. Un amor que ensanche mi mirada cual Fosa de las Marianas, un amor que me haga temblar de pasión pero sin acabar con las perdices del mundo.
Y es ahora, cuando entiendo, que no debo enamorarme del amor, si no esperar a que llegue por si solo, sin forzar la situación y sin música que aumente el dolor.
Y ahí estás, granito de arena con alma de montaña; ahí estás, clipper con espíritu de zippo.








Transeúntes...