Cada frase alberga una historia distinta. Las letras dejan huellas que las palabras siguen para que tú puedas vivir en su historia. Disfruta cada paso.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

"I'd probably still adore you with your hands around my neck"

Sentado en tus labios.
Era cómodo el sentimiento.
No me atrevo, en primera persona, a bajar hasta tu pecho, abrir y sentir cada latido.
Era incómodo el momento.
Era fácil de imaginar, cada segundo que pasaba conectado a tus ojos hacía más cómodo el tiempo.
Me pierdo sin razón en tu piel y me encuentro razonando en tus caderas, me encuentro malgastando el aliento en tu cuello, orejas, párpados, nariz, claviculas, hombros, codos, manos, y la vida me arrastra.
Aguantas la respiración esperando un golpe de suerte, quizá Dios perdone mi osadía.

Tumbado en tu pecho.
Me uno a tus filas y busco refugio en plena guerra nuclear de tus miradas y mi cordura. No hay letras más alla de estos burladeros ni tampoco hay toros más allá de estas letras.
Era cómodo el sentimiento, me retengo y me mantengo en tus filas.
Así pasan los días, guardando y formando y ahorrando piel en esta revolución.
Sin nosotros no existiría la guerra.




Te dejo libertad para desarrollar una nueva piel entre tus manos, la pasión y mi cuello.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Lo que inspiran aquellos ojos.

Sin corazón.
No estaba inspirado, tus manos se alejan de mi corazón y en sueños te odio a rabiar. En sueños te vuelvo a amar y en sueños te vuelvo a dejar.
En sueños.
En sueños te sueño y aquí no pasa nada. No eres especial. No sufres de volver, de dejar las ganas en la mierda que te creó y volver. Volver a besar tu piel, como si fuera aire lo que te crea esa sensación.
Me declaro enemigo de tus curvas.
Por aquel entonces soñabas con estar en mis sueños y yo te ofrecía dormir con ellos.
Ella, pausaba la respiración de su parte masculina y se dedicaba a escuchar. Escuchaba los latidos de su corazón, escuchaba la sangre fluir por sus venas y si apretaba su vida en un intento de escucharla llegaba al extasis del ego. Era él, era ella, eramos nosotros convertidos en Dios.

No volvería a mirar aquellos ojos tristes.
Por ti, muñeca. Por mi.

Transeúntes...