Cada frase alberga una historia distinta. Las letras dejan huellas que las palabras siguen para que tú puedas vivir en su historia. Disfruta cada paso.

domingo, 30 de enero de 2011

La aurora.

La aurora de Nueva York tiene
cuatro columnas de cieno
y un huracán de negras palomas
que chapotean en las aguas podridas.

La aurora de Nueva York gime
por las inmensas escaleras
buscando entre las aristas
nardos de angustia dibujada.

La aurora llega y nadie la recibe en su boca
porque allí no hay mañana ni esperanza posible.
A veces las monedas en enjambres furiosos
taladran y devoran abandonados niños.

Los primeros que salen comprenden con sus huesos
que no habrá paraísos ni amores deshojados;
saben que van al cieno de números y leyes,
a los juegos sin arte, a sudores sin fruto.

La luz es sepultada por cadenas y ruidos
en impúdico reto de ciencia sin raíces.
Por los barrios hay gentes que vacilan insomnes
como recién salidas de un naufragio de sangre.


Federico García Lorca.

martes, 25 de enero de 2011

Él solo quería jugar pero acabó adicto al fuego.

Le gustaba oír el crujir de la madera al quemarse. Disfrutaba viendo el cambio que sufría la llama. No se cansaba de hacerla crecer.
Lo que no sabía es que acabaría adicto a ese placer; ahora ves la luz.
"¡¿Dónde está su diario?!" pensaba el fuego.
"¡¿Dónde está mi pasión?!" susurraban sus labios. Mejor cierra los ojos, creaba la imaginación al compás que se destruía.
Me hacía más grande desde la miseria, desde la lágrima, desde que me quedan más ganas de gritar y crecer. Me hacía pequeño a medida que se apagaba el estruendoso ruido que hacían esas llamas.
Sería luego lo que llamaría amor, lo que denominaría odio y lo que sentiría como miedo.
Aún sabiendo que nació del fuego, no se paró a pensar por un momento un pensamiento. Se olvido de existir, se olvido de quemar y se acordó de lo que se sentía al no sentir nada.
Aún sabiendo que moriría en el fuego.

Para los grandes errores.
But there's no sound coming from his throat.
Entendió lo que jugar con fuego significa cuando notó por primera vez su quemar, su amor, su propio ego hecho materia. Nació de él, vivió consigo mismo y morirá por él. Será su ego quien le propulsará como mentos en la coca-cola hacia la dimensión que se merece, hacia donde gritan los tiburones, donde notas de piano calman su ferocidad, donde el amor y el odio nadan de la mano.
Donde él es él, y él es vivir.



jueves, 20 de enero de 2011

Ellas.

http://www.youtube.com/watch?v=hI3_pKnFzw4
http://www.youtube.com/watch?v=oBzPKSGwHFg&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=XzvfjACokOs&feature=related

miércoles, 19 de enero de 2011

Es algo que nunca entenderé

Todo el fuego que huyó del corazón, ¿dónde ardió -mi pasión-?
En mí. Cielo azul. Infierno anaranjado.
(¡Qué bien te sienta ese color!)
En ti, nosotros dejamos de lado el miedo para así poder asumir todo lo que un día nos costó mirar a los ojos. Dejamos de lado el miedo para mirarle a los ojos, así me recordará por siempre como aquel que no temió a sus mandíbulas, no se asustó del mar, y miró a los ojos a los sentimientos que en su fuego se quemaban.
En tu silencio habita el mío, allí donde gritan los corazones en busca de refugio. Refugio que encontraron en si mismos. Por dentro no encuentro más que cenizas.

¿Te atreverías a cambiar el infierno del nosotros por la singularidad del yo? Qué sería del plural sin el cielo que junto a las llamas vuelan.
Y aún así, no paro de lamentarme. El cielo por el infierno, el azul por la temeridad y la rabia.
Lo hicimos otra vez, caímos llama a llama hasta topar con nosotros.
Somos, que estamos locos.
Soy; soy infierno y soy cielo, somos plural. Me alegra saber que puedo contar conmigo para hablar de dolor. Me agrada poder correr sobre el suelo donde un día habitaron tiburones, camino que el amor forjó con la alegría.
Como desearía poder navegar sin temor, sin viento. Como desearía poder contar contigo para esto.
Siempre que entremos en aguas turbulentas avísame. Que más dá, allí no nos ilumina el sol, por que el amanecer se cansa siempre pronto. La sombra siempre se come a la luz en esas aguas.
Así entra una maldición,
¿qué hay que maldecir?
Que hay que caminar, que hay que sobrevolar y bucear. Más allá de lo mental en puro sentimiento.
No quiere el sol sufrir, tampoco ser valiente, por eso mira a los ojos. Su libertad depende de las normas, está tejida en carne, haciendo de él una débil presa de las aguas. Pero aún no teme, por que está ardiendo en carne.

Azul y naranja, siempre serán mis colores favoritos.
¿Sabes por qué? Porque son complementarios.

lunes, 10 de enero de 2011

Otra vez, vuelvo a arder.

Hemos visto caer el amanecer, he caído ante él.
¿Hemos?
Has visto la oscuridad avalanzandose sobre tu niebla, te dejaste por el camino tu luz y ahora andas como el futuro, a ciegas. Ahora te quedas en el recuerdo de lo que pudo haber ocurrido, imaginando ciegamente lo que desearías que hubiese ocurrido, a ciegas. Por algo estamos locos, para imaginar. Para vivir.
Hay que estar muy loco para atreverse vivir.
Y dentro del fuego el agobio nace en cantidades industriales. Igual que el caer para levantarse, la esperanza que me das no tiene nombre. Llámala corazón. Bailando con el diablo, quema más que mil mares. Como me gusta esta mierda..
Cae fina la lluvia, sana lo que la mente se empeña en llevarse volando, como es el amor. Ciego de la locura, me creí lo suficientemente valiente como para abrir la ventana y volver a atreverme. Con los ojos del miedo, cerré lo que quedaba de razón y las sábanas atraparon lo demás.

Es volver a rezar, volver a desconfiar, volver a tener una fe ciega en el corazón. Esperanza. Esperanzado en que sea lo suficientemente valiente como para sentir las sábanas.
Que no, que me quedo, que me quedo...
que aún no entiendo todo lo que escribo, aún me cuesta buscar símbolos que acorten mi palabrería. Aún me quedan ganas, las que tú me das, amor mío.
No quiero parar, no quiero detener la crecida ni frenar la locura, no quiero ver ni dejar de hacerlo. Que estamos locos, estamos ciegos de la locura.
Y es la locura lo único que me permite ver la realidad como la pinto, como la escribo, y como la siento.

Otra vez, vuelvo a arder. Consumiendome lento, a fuego lento. Como me gusta verme ardiendo, pero más me gusta tu infierno. Pero más me gusta el nuestro.
Otra vez vuelvo a caer, a caer rodando por cada empeño que levanté día a día, ciego de la locura o con los ojos del miedo; avancé, y es lo que me queda. Avanzar. Ciego de la locura, con extra de miedo.

miércoles, 5 de enero de 2011

¿Miedo yo (soy el miedo)?

¿Te crujen por dentro?
Es sano merodear por mi odio. Me hace más fuerte ante lo que no se ve y muerde, más tiburón ante lo que brilla y acaricia.
Me vuelves, me vuelvo loco, me haces compás de un latido que calla latidos, me haces complice de lo que no vemos.
¡Silencio!
Vuelvo a volver, que me fuí para morder.
Dame egoísmo, dame dar, rómpeme que me hicieron de cristal. Me gustas por que te muerdo y por dentro hay odio.
¿Locura, vida? Oh cállate, que se vuelve invisible el aire cuando soplas.
Mente a un lugar, piensa como ellos, siente como ellos, mira alrededor por ellos. Son preciosos, te romperán el alma si los acaricias un poco más. Así está mejor.
Son malditos, me nublan y me despejan lo que no se ve, me hacen más fuerte ante lo que buscan.
Buscame, encuentrame, te dejo mirarte y romperte de amor, amor. Amor.
Con las ganas, las ganas, oh cállate, que se restaura el aire si lo mimas.
Dame amor.
Dame locura, dame vida.
Dame pasión, odio, caracter, metáfora, dame respirár invisibilidad.
Dame ganas de mirar al miedo y decirle miedica.

Me arranco la voz para escucharla de cerca, que te espero desnudo bajo el manzano. Por dentro hay lo que no se ve, ¿pero acaso no soy yo el que nada desnudo en mis mares? Soy el que me muerde, soy el que se deja morder y la víctima de la pasión, que es la adrenalina.

Transeúntes...