Cada frase alberga una historia distinta. Las letras dejan huellas que las palabras siguen para que tú puedas vivir en su historia. Disfruta cada paso.

miércoles, 30 de agosto de 2017

Si hay una idea que de noche viene y me grita fuerte al oído ese recuerdo del padre sin padre, qué debo hacer, vida que premias la conciencia

la herida existe y el recuerdo sangra cuando una idea que arañaba el pecho del poeta viene de noche y me hace recordar las nanas rotas de leche tibia y sangre fría

dime entonces, pues no solo te imploro con letras blancas, vida, te pronuncio con mi voz más consciente y atenta y te pregunto y ¿me pregunto? si de verdad perdonar es, en el fondo, perdonarme

el muro que construí para protegerme de tu boca y de tus puños mide lo mismo que la distancia que me separa de él hoy por hoy

hay una diferencia entre quererte por sangre y apellido y quererme por ser yo el que ha elegido ser quién soy, un hijo de la infancia y la muerte, del dolor y la experiencia, ahora un hombre de paciencia y compromiso, voluntad y sacrificio, curtido ya en mil pedazos muy pequeños de cristales en el alma que arrastra el recuerdo de muchas vidas muertas y pasadas

hay una semejanza entre quererte por ser quién eres y quererme por ser quien quiero y debo ser
un aprendizaje para ambos
el romper los muros de la memoria olvidada y construir con sus restos un camino que nos lleve a lo más alto de la conciencia, aceptar la vida que la premia, que nos puso aquí tal y como elegimos ser, vinimos a recordarnos y a vernos crecer

Me dije, no hay poema, no queda verso, mi respuesta es silencio
pero también dije que me debes mil poemas, y me los sigo cobrando día a día
quizá sea cuestión de permitirse los versos, tú qué los has juzgado siempre con tu voz y tus golpes, porque simbolizan un espíritu que te arrancaron con la infancia que perdiste
ahora sé que no es cuestión de olvidar ni recordar, sino de enriquecerse con la experiencia, sonreír a la vida por su respuesta, y llenar infinitas páginas con los versos que de ella crezcan

ancianidad de tus arrugas, una sonrisa me rompe la fortaleza, me derrumba, me da de comer los restos emocionales de la basura, qué guerra de bipolaridad, qué nana más triste, su melodía impregna los muros de la fortaleza que creé en mi corazón para protegerme de tanto dolor, si hay una idea que viene a recordarla por las noches con sus uñas en mi pecho yo me digo, niño, hijo, crío, escucha su latido frío, su quejido tibio, perdona lo vivido, perdónate el apellido.

viernes, 25 de agosto de 2017

El cuento dulce del recuerdo y la muerte

El recuerdo se muere de nostalgia. El verano está llegando a su fin y todo el recuerdo de mi corta e intensa vida empieza a marchitarse junto a mis hojas, y ambos mueren de nostalgia, y yo también. Tengo un dulzor en lo más verde de mi piel, siempre pensé en que era suficiente para poder alimentar al mundo, pero esta maceta se me ha quedado pequeña y no puedo crecer más. No puedo creer más. Es hora de morir, morir de nostalgia por todo lo vivido y por todo lo que podría vivir. No puedo crecer más porque es el momento de enseñar esto que tengo dentro, y no puedo creer más porque todo lo he creído ya, creo en la vida y su lección, y aquí vengo a contarla.
Cuando llegue el amanecer será buena hora. Podré permitirme soltar mi última hoja cuando el primer rayo de sol la roce. El humano ha elegido una buena maceta donde vivir, da al este y el amanecer es tan hermoso que lo oigo llorar de vez en cuando, y yo me deleito con el sol pero me entristecen sus lágrimas. Es por eso que debo morir, para que sepa lo que es la dulzura.
Su maceta no tiene tierra, asi que el humano no puede echar raíces. Es blanca como lo eran mis flores y tiene franjas amarillas en el techo, como un campo de girasoles, y hay otros, otras personas, pero ellos no me miran como el humano. El humano me ha cuidado desde que me trajo aquí. Pero ahora tengo que morir porque hay una lección en mis verdes pero ya marchitas hojas que él debe aprender.
La metáfora está en el dulzor. Yo ya no puedo creer ni crecer más. Le he dado todo lo que tenía, si cogía una hoja para mascarla, sonriendo, yo sonreía abriendo mis flores blancas y echaba otra hoja para él. Le gustaba, y aún le gusto. Pero está triste porque tengo que morir, solo que no sabe que debo hacerlo para que así pueda aprender a apreciar lo dulce de esta vida.
Él cree que su sangre es amarga y por eso escribe tanto, así, como hace ahora mientras yo pienso todo esto, buscando la dulzura perdida entre sus recuerdos. La encontró en mis hojas y ahora sonríe mientras lo recuerda.
No quiero alargarlo más. El amanecer llegara pronto y mis últimos momentos quiero pasarlos en silencio. Solo quería plasmar mi mensaje y que así le llegue al humano, y le llegará, estoy seguro. Ya me colé en sus sueños una vez, cuando le mostré mi funeral, y el le dijo a su madre, la que brilla, que yo me había muerto de nostalgia. No tenía pensado morirme precisamente por eso, pero ahora sé que debo hacerlo. La metáfora está en lo dulce, para él simbolizo su tierra, sus raíces, y moriré de nostalgia cien veces más hasta que sepa que el dulzor lo lleva dentro al igual que sus raíces, como yo llevo las mías y mi recuerdo. Así sabrá que no tiene él que morir de nostalgia tantas veces, que con una ya le bastó, y ahora tiene que llevar sus raíces en su corazón y el dulzor en su sangre y a mí en su recuerdo, que he muerto solo para enseñarle ésto.
El crepúsculo ha llegado.

jueves, 24 de agosto de 2017

Oigo susurros,

'tu corazón es negro porque viene del fondo del mar'

Oigo voces que dicen, que recuerdan,
¿qué susurran sus labios de cera?

Si nace muerta la aurora y yo, por ser bozal en la verdad, me araño las heridas

si es así, si oigo susurros de un corazón que recuerda, de una voz de fría piedra, si es así es que es locura el atreverse a recordar a escuchar a hablar, a preguntar por qué susurran y gritan todo aquello que yace muerto en una tumba de versos.

miércoles, 23 de agosto de 2017

Bendita paciencia

Soñé contigo y con un puente
mis ganas de cruzar el río del amor me impulsan peldaños arriba subiéndolos de uno en uno, de dos en dos, de tres en tres
Tú llegas a la vez, pero por el camino largo, a paso lento, paciente, me enseñas en sueños un tipo de paciencia fuerte y lenta que llena de placer la espera.
Cruzamos juntos las aguas azul esperanza, rojos de pasión, por una verde emoción que cultiva dentro de mi alma corazones diferentes y pensamientos y lirios y te espero junto a las barandas con una sed dulce de felicidad e integridad plena de ilusión

por ese continente que albergas en los ojos
por ese mismo, por el puente y el río
te espero despierto con el sueño encendido

jueves, 10 de agosto de 2017

Sábanas y sabanas

Reescribir sobre el pasado y la emoción marchita con voz cursiva y experiencia florecida, me hace reír, me hace avanzar por la salida que lleva al sendero que sigue y sigue igual que los versos infinitos que se sobreponen unos a otros en montañas que se sumergen en la tierra del presente, cada vez más profundo, cada vez mas presente, versos que reescriben en el papel de ayer con la tinta del hoy

Si te cuelas en mis sueños como quien se desliza entre sábanas de seda para curtir y hacer un amor carnoso, entonces me desnudaré el alma cada noche para que tengas un hueco donde lucir tu azul y así tener yo en que pensar al despertar y así las metáforas y verdades de doble filo de los sueños serán el desayuno de los días perennes en los que las ganas de conocerte y reconocerte rugen como reyes de la sabana en mis adentros.

Volver a empezar, retomar la emoción varada en las letras aisladas

Armaré los versos más rudos con las letras más nobles que se me ocurran al momento, bien parías en camas de sangre y tinta, a la par que me armo de valentía

Empezar a entender el verbo volver, su significado que es el eterno regreso de un amor que nunca se fue
la imagen que deja en el hogar interior no tiene rostro ni personalidad
se oculta tras la piel aleatoria de un cualquiera, una expectativa repentina que solo es un recuerdo y un símbolo de esa imagen que deja en el hogar interior el amor que nunca se fue
siempre vivo, siempre conmigo: contigo, siempre encontrando, siempre buscando
ahora es un tú y en seguida es un yo
cambiante, mutante, nómada
así es el amor cuando se rie hasta que aprendo la lección de la diferencia entre expectativa e ilusión.

La ilusión mueve los versos
los mece con vientos estivales
de distancia y lejanía
la ilusión arma a los versos
de paciencia y valentía
es la misma que hace fructífera la espera

la expectativa crea monstruos de tiempo que se alimentan de los segundos, Cronos y sus hijos, ata a la voluntad con un lastre de pasividad que frena cualquier ilusión de querer, de poder y de deber, enmudece verbos fuertes y magnéticos, la expectativa ancla, buscando y maquinando un futuro que ni cabe en la cabeza, sentenciando el porvenir con miedos y deseos

La ilusión llena el corazón de querer, de poder, de deber, que se pronuncian fuerte y magnéticamente, atrayendo energías renovables para el propio corazón sediento de agua fresca y limpia que mana cuando quiere, puede y debe, la ilusión es paciencia, voluntad, ser comprometido con lo venidero, con la experiencia obtenida de los jugos de la espera, con agua bendita, la ilusión impulsa al corazón a beber cuando llega el agua y cura la sed, la ilusión no es realidad mental, llena de condicionantes y ego, de miedos y deseos;
la ilusión es amor, la expectativa es obsesión.

El eco de un nombre resuena como truenos nocturnos llenos de silencio y luna llena
Los poemas dejo a medias pues a cada latido fluye la sangre en vena trayendo nuevas metáforas a mi cabeza
Y noto crecer la hierba en el cemento, en la fría piedra, la noto crecer en las campiñas de verano de mi Andalucia
Y me digo 'sigue este camino, compañero, que te llevará al manar del querer'

pero no fue así, ni vino ni carne
sólo hojas secas y tierra de piedra
se quedó el manar del querer queriendo manar
helado el saber pero ardiendo por dentro
se fue así, sin más, para no volver, ni vino ni quiso venir, ni carne muerta ni viva esta vez
sólo la palabra luminosa baila en la lengua
no ajena a esta boca ni extraña a estas entrañas
palabra acostumbrada a morir en la voz y nacer en el silencio
así se contradicen los hechos y sucesos
¡nada vino! nada quiso llegar; pero nada, pez, juega con las palabras que renacen que bailan que tararean por las noches aquella canción de cuna que me asusta siempre de la misma manera

expectativas, y en pasado

Transeúntes...