Susurros de un corazón alborotado, emocionado, ardiente.
Caladas al viento que sopla por tus mejillas, absorbiendo su pureza. Mi alma, mis besos.
Como aquella canción de rock que inspira a mis manos, deslizándose por el papel como si este fuera tu piel.
En mi vida, la belleza ocupa la mayoría de espacio. Administro y busco, encajo en mi cabeza como puedo y creo que irá a mejor, aunque no siempre progresa...
Siempre estará mi tabú; la religión, la soledad, la desarmonía, la falta de energía, el miedo...
Amo el miedo y sus consecuencias: gracias a él tengo el valor de sonreír cuando mis ojos piden llorar, cuando mi alma se desencaja, cuando por tus caderas mis manos no deslizan.
Cuando no hay más que sufrir, te meto una sonrisa entre pecho y espalda; dicen que contagio felicidad...
Mis manos tocan pureza. Mi corazón busca aquello que los ojos no ven, lo esencial y lo más bello.
Aquello que es invisible para lo común, aquello que solo el corazón detecta. Repito, la belleza...
Con mi fuego quemo tus males, creando amor, sonrisas y beneficio. Al menos lo intento.
No busques el mal, pues lo hallarás.
No pidas lo que no quieres, pues te será dado.
Llama y te será abierto, a mi corazón, al infierno celestial de besos y lágrimas.
Aquel que la luz envidia, mientras que la oscuridad teme.
Aquel donde los sueños son realidad, gracias a mi imaginación.
Sé que puedo hacerlo mejor, pues aun estoy a temperatura humana.
Algún día arderé, como bien he dicho, alcanzare tus labios y nada en este mundo podrá separarnos. Quemaré el tiempo, la distancia, los tiburones. Evaporaré la lluvia ácida.
Y arderemos en un solo corazón…
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