Cada frase alberga una historia distinta. Las letras dejan huellas que las palabras siguen para que tú puedas vivir en su historia. Disfruta cada paso.

miércoles, 30 de marzo de 2011

Respirar.

Siempre me llamó la atención las veces que habré respirado a lo largo de mi diecisieteañera vida.
Inventé maneras de contarlas, la que más gracia me hacía era contar el número de veces por minuto, sacar el tanto de veces por hora, después por días, y diecisiete años. Nunca me atreví a hacerlo por miedo de averiguar un número irreal, las veces que me quedé sin aliento son irremediablemente incalculables. No me malinterpretes, no pretendo asombrar.
¿Qué esperabas? Una respiración lenta, pausada. Como meditar, como escribir como comiédose el papel. Respirar.
¿Qué más dá? Nos llevará a un mundo de números y letras, nos llevará...
Pero volveremos para seguir respirando, seguir sumando y sumando veces que esperas quedarte sin aliento. Así quizás puedas comprender la realidad, la diferencia. No es un porcentaje, nos llevará. Esperas llegar, pero temes marchar. Quieres marchar, y temes quedarte. Temes marchar, temes quedarte, por deseo de permanecer un segundo más, respirando, o sin respirar, esperando estar contemplando un amanecer, saboreando unos labios, chocando una piel, mirando una mirada, respirando, ahogando... esperando estar. ¿Dónde? aquí, ahora, frente a un espejo que no dice más que verdades miedicas, no refleja mas que miedos ciertamente puros como nadar entre tiburones. Están en el mar, al igual que los sentimientos, están en el mar.
Sin embargo yo sólo quiero respirar, ahogadamente, por deseo de estar. Por miedo de estar.
Te hablo a ti, ego, no finjas que no me escuchas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Transeúntes...