Cada frase alberga una historia distinta. Las letras dejan huellas que las palabras siguen para que tú puedas vivir en su historia. Disfruta cada paso.

martes, 5 de octubre de 2010

Desciende al infierno.

Realmente hace calor aquí...
tú eres lo que yo quiero,
y yo lo que necesitan tus bajos.

Me sangra la garganta y el sudor resbala por mi piel. Me invade la mierda, haciendo de mí un simple mojón aplastado en la calle.
Y no puedo ver, me tapa todo lo que dejamos para otra ocasión. Me consume el odio de tus cigarros, me llama el silencio para volverme a ver...
Esta vez jugaremos a callar, a gritar, llámalo como quieras.
Esta vez lucharemos por algo que deseamos, sea el infierno que sea.
No más introducciones amargas con finales trágicos y un desarrollo amoroso.
No más ceguera mierdosa con olor a soledad. Con sabor a nostalgia.
Resuena en mi caja torácica buscando tu simetría. Nuestro equilibrio más ardiente, más loco.
...y pasan tus feromonas por mi lado, intento aguantar la respiración pero se desata el animal que hay en mi.
Y se cae, y se rompe, y se repara, y vuelve a arder, y vuelve a amar. Te comería viva...
Y no puedo oír nada...
menos aún hablar: labios sellados; únicamente se permiten besos a largo plazo o a quemarropa.
Y me cuesta creer que resucité, que una chispa de alegría curva la comisura de mis labios, que la vida me brindó de nuevo alguien con quien hablar de amor.
No sé como llegue a esta situación... me resulta raro expresar la espiral que siento en estos momentos.
Es parecido a cuando no has terminado de comerte un plato entero de tu comida favorita, y ya estás pensando en el postre.
Aun a sabiendas de que se llena el ojo antes que la tripa...
Pero las ansias de rozar tus labios me hacen pasar directamente al postre.
Y mira que me negaba a ver más allá de tus caderas, pero joder, ¿qué esperas, y esperamos, que haga yo?
Deseas verme ardiendo y vivo en un continuo fuego. Deseas verme a tu lado y me falta acompañarte a cagar. Deseo que vengas y me comas y no siento más que un simple cri-cri-cri de cualquier grillo que haya ahí fuera.
¿Esperas que me quede enrollando los espaguettis hasta que se desgaste el plato? Pues no, siento decirte que no me apetece estar estancado en tu mirada por más tiempo. Ya son muchos meses los que llevo detrás de tu falda, y se cansó el miedo de verte asustada...
Siento mucho esto, bueno, no sé si lo siento de veras. Por una parte si, obviamente, pero mirando hacia otro lado no te veo y NO me acojono al pensar en otra ruta de escape.

Descendamos pues.

2 comentarios:

Transeúntes...