Una emoción se idealiza y de una voz se hacen expectativas
El cielo toma unos tonos que no entiendo
El gris putrefacto de una carne infectada
El azul podrido de un charco muerto
Me cubro de mantas e ilusiones en esta cama
Me parto la cara, las ganas, las manos firmes
de una emoción que se idealiza, me parto la presencia, la estancia, la paciencia
una emoción que se idealiza en un cielo que no existe, ahora bajan unos humos a decirme donde estoy, a explotar la expectativa de voz y libertad que una emoción que se idealiza me ayudó a crear
Si tengo un corazón que late solo por una emoción, me lo arrancaré despacito por las noches sin que me vean los colores falsos, para no tener que mutar todas las mañanas de órgano, si un corazón muy bajito y delgado se hace de rogar pidiéndome una emoción que se idealiza, le arrancaré la voz de la garganta para escucharla de cerca y así saber porqué he de tropezar siempre con la misma piedra
Si de esa voz hago expectativas, y me explotan en la cara, tendré yo que limpiar de mis paredes los restos de su sangre y un torso ahora distante no será el cobijo para unas emociones que laten solas y estas palabras huelen a refugio interior de nuevo para el ruido que ahora entra por la ventana
Si idealizo una emoción y de una voz hago expectativas....
Si lo hago tengo que aprender
Hacer un ensayo interno de tantas experiencias juntas. Por una fuerza de atracciones magnéticas vienen en procesión los sucesos, administrados en cuentagotas o cataratas para un aprendizaje que tiene que cocinarse por dentro. Si lo hago, tengo que aprender de ello. Y no es prosa ni verso, se me van cambiando los dedos de posición y no hay pausas ni tiempos sino presencia, estancia, paciencia, y no me la parto contra nada
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