De nuevo el formato en blanco se me antoja tenebroso: la cavidad bucal de una verdad que no puede hablar, la gruta de las maravillas perdidas en el gota a gota de la memoria.
De nuevo un formato extraño se me aparece en la carne: el dolor de una piel enfebrecida, recalentada por la fiebre, que viene a darme el calor necesario para los fríos y duros choques de la nostalgia en invierno. Volver cuando hay que marchar de nuevo.
De nuevo. Un formato que conozco. Se me antoja mentiroso. Me engaña y juega con la fiebre y con los signos ortográficos. Se rebela en sábanas sudadas, almohadas mojadas. El chatarrero, ha llegado el chatarrero, se recogen todo tipo de sentimientos. Los delirios febriles que azotan la calma de esta cama a punto de ser desconocida se alinean uno a uno en fila, esperando su turno en el paredón y su tiro de gracia, pidiendo que se haga del olvido un hecho palpable, y no algo deshecho e inalcanzable.
Cada frase alberga una historia distinta. Las letras dejan huellas que las palabras siguen para que tú puedas vivir en su historia. Disfruta cada paso.
miércoles, 3 de enero de 2018
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