Cada frase alberga una historia distinta. Las letras dejan huellas que las palabras siguen para que tú puedas vivir en su historia. Disfruta cada paso.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Apellido intermitente

Si tuvieras que recorrer este silencio de madrugada sólo sintiendo, no sintiéndote ni sintiéndome, sólo latiendo latiendo y batiendo alas,
serías la gota que llueve o afluente que nutre
calma intempestiva y palabra nueva
Nacería tu orgasmo de mi carne o del susurro de los placeres nocturnos
¿Serías retórica?

Serías poema o manchas de esperma en la mente, el menor de los problemas, la maldad que como bomba cae sobre la humanidad y la destroza creando monstruos de sonrisa dormida y dientes largos de neutra plata, inertes y pobres
Qué serías, tú que no eres nada pero juegas a ser todo, si tuvieras que recorrer este silencio de madrugada sólo siendo y no sintiendo.
Un punto inminente que viene a recordar la ortografía del alma
que nace descalza en una boca escarchada y que se olvida de como se escribe sin tapujos ni pieles mudadas
yo sé que vendrías desnudo por dentro y vestido de penas, siendo lágrima de cataratas saladas para esta mejilla que se olvida sin querer del salazón cuando no quiere sabor a despedida, a pañuelo de estación.

Una vez mas me vuelvo del revés la piel y me arranco la voz para escucharla de cerca
me unto la carne dura de mi entrepierna con el tacto de tu fría lengua
en mis sueños muerdes y arrancas la mañana a golpe de madrugada, de calentón en plena huida, de guerra perdida, de lágrima fácil y salada

Y una vez más soy yo el que puebla mis heridas, gusano que teje mariposas muertas escondidas en el sueño que baten sus alas a la vez que late el corazón y llenan mi estómago de tu imagen y sonido, de voces y susurros y retórica retorcida, que me arrastra de los pelos hasta la salida más lejana, para que duela tanto que no sienta más nada.

Como digo el poema no acaba, leo y león me arropan en las noches solitarias
las sabanas no piensan en cubrir nada, ni piel ni pudor, ni sudor, ni tu voz contaminada
sólo el recuerdo me ata a esa casa
el apellido, la sangre coagulada
la lengua afilada que se desborda reventando el dique impío de tus palabras
pues todos mis versos llevan tu nombre sin yo quererlo
eres el aliento que los impulsa y los cuece a fuego lento
que me mece despierto en la cuna del tiempo
me asfixia con la almohada de los sueños imposibles
las rimas que no riman
las miradas que doblan la esquina de mi calle
las veces que me muero y las veces que estoy muerto
cuando no noto ese aliento
cuando no se si puedo, si debo, si quiero
cuando el calor me aprieta los galones y me hace sudar desde los cojones hacia dentro
muy dentro tu golpe y por fuera el destrozo
el cuarto roto, la ropa que no crece, de marcas y vanidad, cantidad, calidad sólo para tus conceptos
que mi cuerpo no tolera y siente alergia
regalos que no acepto pero recojo con mis dedos

yo quiero plantas y púas que me arañen las manos
que me recuerden lo vivo de la sangre y su escarlata
la pausa que llega inminente y que me esboza la inspiración
coma, estamos en coma
el recuerdo no lo siento
no, lo siento

Seguimos en coma
la relación sólo fluye por tu corriente
la mía hace tiempo que creo su propio afluente.

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