Aquellos prejuicios que juzgan mis sueños con larvas puliéndose los adentros y pus gris brotando como flores marchitas en la piel inundaron la noche prefija y anterior a esta que da vida a las letras de este texto
Texto de sexo en el que tú, caricia que precede a la pesadilla, amigo y amante que nunca amaste, me sigues como polilla cuando soy luz dormida y nocturna
y escapo de autobuses en marcha y puerta abierta y monstruo piloto
aquel que nubla y aterra latidos dormidos y almas despiertas
la pesadilla que no asusta pero inquieta
la misma vía de ida que de vuelta pero en distintas metas
sin quererlo yo te prejuzgo y juzgo sin pensar ni quererte
te tiro en marcha y ruedas sangrante por la carretera
quizás fueses monstruo de cabecera y quizás el que puebla estas cadenas
pero sin quererlo yo te prejuzgo y te pateo
sólo para desencadenar tu fiera albina y perseguidora
que rompe mi cuello cuando paro a descansar y despertar.
¿Qué me dice esta noche?
Qué susurra
Qué transmite y qué transita
que mi alma a veces es juez jurado y verdugo y víctima
pues eras un reflejo tú, metáfora de pus y violencia, tranquila hasta que te patean
¿Qué recojo en esta siembra?
Paciencia.
el poema podría ser tuyo si rimara con tu ausencia
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