Cuando la música es el mensajero y el mensaje.

¿Si te pido flores me devuelves el corazón?
En el soporte me pierdo. Vengo a contarte una historia.
En los fuegos de la noche. La luna huye de la escena. El silencio corroe mordiendo como tiburones.
En la noche me confundo.
¿Si te pido corazones me regalas una flor?
Ven a volver.
El silencio rompe y corrompe.
¿Si te pregunto me das una respuesta?
Quizá no se enlace todo a la vez. Los días se unen y las sensaciones que aquí cobijo van poco a poco dándome de comer las lecciones que he de aprender.
Ayer recogí una preciosa flor.
Me dijo que le dijera.
Le pedí fuerza. Ella me abrazó.
Me besó en la frente y en el corazón que lloraba. Mis ojos pedían la eternidad.
El azul en mis venas. Le pedí fuerzas y me abrazó, tan fuerte que me transportó a la noche más brillante.
Allí la piel rozó la pasión.
¿Si te pido esta flor me ofreces el corazón?
¿Si te rezo durante la noche me acaricias el alma?
¿Si te hago el amor me deshaces el odio?
¿Si te llamo en la oscuridad me respondes con tu luz?
¿Si te pido una piel me regalas su interior?
¿Si la lluvia cae brillas el sol para prestarme el arco iris?
Si el invierno se hace heladamente insoportable te pido que me des calor en un verano abrasador te pido que congeles mi mente y me hagas pensar.
Ayer recogí una preciosa flor. Me dijo que le dijera lo que deseara. Versos que versátil me hacen.
Soy tan perfeccionista que la busco en cada frase. Quizá la solución esté en dejar de buscarla y empezar a encontrarla. La solución aparece.
Y es entonces cuando, tan perfecta, vienes, me abrazas, me dices al odio lo que deseo escuchar y las estrellas bajan a hacerme la compañía que con mi Yo necesito.
Se que aprendes con cada parpadeo.
Te hace pensar.
¿Y si pensar me hace tropezar?
¿No es más sencillo dejarse llevar?