...El alma ensangrentada. La espalda rajada...
(La paciencia que buscaba la encontré aquella noche)
Estaba nervioso. Ella se enredaba el pelo con sus dedos, no ponía fácil la situación. Lo que ni se imaginaba es que entre mi cuerpo y el suyo se besaban nuestras almas. Ni me imaginaba la calma de una manera tan salvaje.
Se me olvidó.
Había extraños en aquel lugar.
Sobraban las palabras. Faltaban las sonrisas.
Terminó de llover y se puso a llorar.
Había extraños entre esos cuerpos.
¿Qué queda?
...Las miradas desgastadas. Las caricias apagadas."
Todo su mundo se esfumaba en un suspiro. Un leve suspiro atemorizante que despedía cada puerta hacía paisajes melancólicos.
(La melancolía)
Allí componía canciones con órganos e improvisaba zancadas con la tristeza. Andaba a trompicones borracho y solo, volaba por aires que me sonríen.
La mente sonríe.
El corazón empieza a llorar.
Comienza la mañana, buenos días al sol, que me aguanta fríamente.
Contento por este amanecer, ya veremos por tu noche.
Este mundo pende de un hilo.
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