Allí estabas tú, parado frente a la estacion de las miradas rotas esperando el tren que te marche de casa. En silencio podrías afirmar toda la basura que vine a contarte, ruidosamente al contrario que me levanto si no estás.
Me hiciste falta y faltaste en mis quehaceres, faltando silencio para no despertar a la soledad.
Era como la niebla, espesa y abrumante en tu cabeza no deja visualizar un más allá si no avanzas. Etapa por etapa vas dejando atrás las miradas rotas y los ojos amarillos que te criaron en esta habitación. No queda mas que el silencio y el estruendoso chirriar de las puertas que se abren, esta vez, para que marches.
Marcha sin ruido y llega sin silencios. Parlotea bajo tu cuello tu garganta insaciable que devora todo tipo de concentración.
Allí estaba yo, duelo a muerte con la vida ganando en experiencia y sudando vitalidad. Expulsando a los demonios de mi alma abrupta y oscura como un anochecer que llega sin astros.
Allí estabas tú, sin astros, a oscuras, las curvas que forman tu sonrisa a brillar se ven obligadas y el reflejo de ese momento me llegará. Tranquilo, aquí sigo yo, esta es mi silla aqui mueren y nacen mis letras en el final de una etapa productiva en los sonidos del silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario