El hambre no se desarrolla sólo en el estómago; es un rugido interno que gruñe por el vacío; o por estar lleno de una nada opaca y negra; el hambre grita desde el hígado, la ira apagada por fin; el hambre muerde desde el cuello, la voz es el bocado; el hambre me toca desde el sexo, la carne es solo un mensaje.
Hay un amor que se ha comido a ese corazón que nació nuevo y falleció joven. Su hambre era gula. Necesidad. 'No pasa nada', susurra el duende en la conciencia; la construcción infinita del amor no conoce límites, el cemento es sólido siempre, no es aire como el futuro. 'Tú tranquilo; vuela fuerte y alto, metáfora de pelo rizado, vuela libre con tus nuevas alas, tú, hombre tranquilo que me acoges con tu pensamiento aquí en tu vida' ahora la estevia renace de su propia nostalgia, que es la tierra, mojada, humedecida por la saliva que sueltan mis comisuras al contacto con el hambre.
viernes, 23 de marzo de 2018
jueves, 22 de marzo de 2018
Con su desnudez inspirada
moviéndose sigiloso entre los suspiros
' Aquí, justo aquí, así '
Se desliza entre las sábanas, se mueve entre la cama; ' no me lamas la nostalgia desde la piel '
ponme del revés los versos, que sean el recuerdo inolvidable de las mismas madrugadas repetidas en los pliegues más íntimos del tiempo;
los pliegues cutáneos del tiempo
unas arrugas profundas que vienen desde lejos, un futuro que no se altera pensando en la pereza de su propio porvenir iluminado por la paciencia
Los pliegues obtusos del tiempo
Los que se me juntan de noche entre pecho y aliento
Los que muerden y los que graban a sangre los miedos
De ángulos muertos, fríos y tensos, afilados como palabras
El miedo, siempre atento; se me niegan las sílabas de su esencia de alta mar, de negras profundidades, abandonadas al amor, a la deriva, la esperanza encontrada en la piel ajena
Los pliegues repetidos del tiempo, pienso, se me afilan solas las palabras cuando se me cuelan entre los pliegues del tiempo los recuerdos que son como agua y dedos y todas las noches los doblo aceptando la paciencia del porvenir y la atención que me otorga el tener este miedo tan usado.
miércoles, 21 de marzo de 2018
Tengo un trozo de noche que vive despierto, extendiendo la poesía en sábanas frías; el fantasma de una respiración que choca con mi nuca y rebota entre las paredes, quedándose luego suspendida en el aire para el recuerdo de la ausencia.
Tengo ese trozo bailando en mi almohada, no quiere dormir, le recito los versos al amor de un poema infinito que lleva en salmuera ya unos meses, fermentando el corazón para soltarle las fibras tensas que lo mantienen atado a un recuerdo de la ausencia suspendida en el aire, ya sabes. Me da de beber el mismo esperma olvidado en el vientre, como agua de mayo, y yo rompo la necesidad como cortando los huesos de un cordero y pensándola muy fuerte pero muy bajito para que el ego no se entere de esto y me haga coser a preguntas esa necesidad impuesta de hueso frágil, de un te quiero que no quiero; tengo que parar a pensar, clavar los puntos suspensivos en la memoria, y pagar la cuenta de los besos marchitos en los labios de primavera que hoy piden una flor en la piel.
No. Lo siento. No lo siento. La mañana no llega ligera después de desear tanto la luna, como los cazadores de besos que me miran de vuelta a casa, y me camelan en un sexo medicinal que no es ni sano, ni efectivo, desarrollado en los márgenes fríos, como sábanas solitarias, de una calle desconocida de la imaginación.
jueves, 15 de marzo de 2018
El amor no siente en futuro si sus cimientos son de aire
' Silencio '
Cuerpos de sangre y esperma que se arrastran por la memoria; su herida es negra y profunda; amor ornamental, acostumbrado a ser en singular.
Cuerpos yacentes que no respiran el mismo aire; uno es desencanto, el otro es la nada de su esencia marchita y olvidada.
Esos versos del olivo, esa miel sudada en una piel que me quema con su ausencia.
Pero no permito a la melancolía ejercer su destreza de emociones; los cuerpos, sean yacentes o de cualquier materia, no tienen sentido físico sin el alma que los puebla; si este corazón que escribe esto se vuelve de madera, o de hierro, o de sangre y recuerdo: fuego, óxido, esperma y olvido. La fortaleza es inexpugnable, y los cimientos de un futuro, aire.
martes, 6 de marzo de 2018
Aceituna negra de la vergüenza
avísame si un roce ajeno se manifiesta en tu ego; quedas en el plato como la vergüenza en soledad, esperando la sonrisa o la mano atrevida, la última del plato y la primera en sentir el cosquilleo de una mosca en la frente en forma de dedos como miradas que se centran en el deseo inmediato de esta emoción conservada en salmuera.