Siempre la noche es clara, siempre oscura cuando la luz que traes en tus caderas ilumina mi espíritu lleno de magia, sensualidad, todo hecho para que tu perfección perfeccione mi perfeccionismo.
Parecía que la noche era clara, hecha a nuestra medida, pues se mezclaban sábanas y carne en un cúmulo de sensaciones volando por el espacio.
La Luna.
Ilumina.
Esta oscuridad.
Que no para de gritar vamos nena aquí estoy perfeccionando cada movimiento cada célula dispuesta a machacar prejuicios, incompetencias y decepciones que puedan deparar las noches oscuras.
Te escribí.
Un mensaje en el viento.
Que perdido en el infinito te buscaba.
Te encontraba.
Decía que la noche.
Es nuestra.
Somos nuestros.
Y aquí infinito e ilusión son más que perdición y miedos. Procuran estrellas y un color cálido que acomodan cuatro paredes.
¿Me pregunto?
Quién apagará esta.
Luz que no para de brillar.
Ni quiere dejar de hacerlo.
La luna sin estrellas quiere.
Quiere decirme.
Que el firmamento es.
Nuestro.
No paro de pensar.
Que puedo más.
El alcohol expira cualquier.
La carne arde en Marte.
Fuegos incansables que.
Encuentras todo lo que quiero.
Buscar es hallar la piel.
Que no para de crecer.
¿Me pregunto?
Quien osó decir.
Aquí llega el amor.
Para hacerme feliz.
Pensar cada movimiento era.
Incómodamente precioso.
La noche nuestra noche vuestra calma que tempestad a tempestad nos deja sin nada que gritar.
El viento vuela.
El agua fluye.
El fuego quema.
La tierra tiembla.
Bajo nuestra piel.
El viento quema.
El agua vuela.
El fuego tiembla.
Para que la tierra fluya.
No quiero parar.
Poder.
Querer.
Tener.
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