Cada frase alberga una historia distinta. Las letras dejan huellas que las palabras siguen para que tú puedas vivir en su historia. Disfruta cada paso.

viernes, 28 de junio de 2013

Ya llegamos

No vamos ni venimos, ni andamos, ni corremos.

Si hace calor soy yo.
Si mueren de frío los demás, soy yo.
Si me robas el calor, te robo el corazón.
O tu piel es fría y ahora soy yo el único calor.
Y si me robas esta vez el corazón, no habrá invierno con razón, verano de sudor, seremos amantes en erupción, y la noche de los dos.

No vamos ni venimos, ni andamos, ni corremos.

Estamos.
Desnudos para el firmamento, estamos.
Sin tapujos ni costuras.
Más que las atadas entre tu piel y la mía.
Que amanecen calmadas.
Fuera sol por la mañana, fuera tempestad si no es dentro de tu cama.
Fuera el sol por la mañana si amanecemos en jaulas
Dentro mi alma y más adentro tiemblan  mis temblores tocando tambores que anuncian tu llegada.

Vasijas y ánforas.
Aquí tu estampa guardada.
Pelo gris, piel amarilla, ojos verdes, manos rojas, armonía eléctrica, armonia sudada.
Vasijas y ánforas, me caigo de la cama, me guardo la espada, las flechas, la lanza.
Vasijas y ánforas, rescato las nubes del viento que las disipa.
Las marchita.
Rescato mi vida de tanta agonía.
Guerra entrelazada. No se si tus ojos de gato me hicieron a la selva, o nacer entre maleza convirtió mi puzzle a piezas en malicia y entonces, guardé mis rugidos en vasijas y ánforas para la eternidad, de un momento, guardé todo ego y me entregué a los fuegos de tus besos.
Pero no es todo deseo.
Ni placer, ni ego.
Ni viento para el pelo del chaval que prendía carne con solo mirar.
Pero no es todo deseo, no, es más que eso.
O si no tus manos no hubieran desenterrado aquello que en vasijas y ánforas custodié hace tiempo.

No vamos ni venimos, ni andamos ni corremos.
Volamos sobre terrenos donde antes no había viento.

Así me siento, sin suelo.
A observar como amanece de nuevo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Transeúntes...